Costo de vida en el Perú: el desafío económico que enfrentan los jóvenes
El aumento del costo de vida en el Perú ha golpeado con fuerza a los jóvenes que intentan equilibrar estudios, trabajo y proyectos personales. La inflación, los precios de la canasta básica y los alquileres cada vez más altos han puesto a prueba la capacidad de adaptación de una generación que, pese a los desafíos, busca nuevas formas de salir adelante.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la inflación interanual bordea el 3.2 % a nivel nacional, mientras que los precios de alimentos y vivienda han tenido incrementos por encima del promedio. En este contexto, los jóvenes se enfrentan a una realidad en la que el dinero parece rendir menos y las oportunidades laborales formales siguen siendo limitadas.
“Los jóvenes sienten que su dinero ya no alcanza”
La economista Daniela Céspedes, especialista en comportamiento financiero, explica que el impacto del alza de precios ha sido particularmente duro para quienes recién ingresan al mercado laboral. “Los jóvenes están viviendo una etapa económica muy desafiante. Los precios de productos básicos y servicios esenciales suben, mientras los ingresos no crecen al mismo ritmo. Esto genera frustración y la necesidad de adaptarse con rapidez”, señala Céspedes.

La especialista comenta que la vivienda y la alimentación son los gastos más críticos dentro del presupuesto mensual. “En Lima, alquilar una habitación puede costar entre 700 y 1000 soles, y si a eso se suman transporte y comida, se va casi todo el ingreso mensual. Muchos jóvenes terminan compartiendo departamentos o recortando otros gastos para poder cubrir lo básico”, añade.
Nuevos hábitos de consumo y estrategias de supervivencia
Ante esta situación, la respuesta ha sido clara: adaptarse. Los jóvenes están modificando su relación con el dinero y priorizando lo esencial. “Ahora comparan precios, buscan promociones y usan aplicaciones para encontrar descuentos. También consumen productos locales o de emprendimientos pequeños, y prefieren planes de bajo costo como cocinar en casa o ver contenido gratuito”, explica Céspedes.
Además, muchos están diversificando sus fuentes de ingreso. El trabajo independiente, los emprendimientos y las plataformas digitales se han convertido en opciones comunes para complementar los ingresos. “La generación Z tiene una mentalidad más emprendedora y digital. No esperan estabilidad inmediata, sino que la construyen poco a poco”, agrega la economista.
Educación financiera frente al costo de vida en el Perú
Uno de los temas que más preocupa a los expertos es la falta de educación financiera. “En el Perú no tenemos una cultura de manejo del dinero. La mayoría de jóvenes no sabe cómo organizar un presupuesto o cómo ahorrar”, comenta Céspedes. Ella insiste en que aprender sobre planificación, ahorro e inversión debería ser parte de la formación universitaria. “No se trata solo de ganar más, sino de saber administrar mejor lo que se tiene.”
De hecho, instituciones como el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y el Ministerio de Educación han impulsado programas de educación financiera, pero aún con alcance limitado.
Empleo formal y estabilidad: las piezas que faltan
Para Daniela Céspedes, la recuperación económica real de los jóvenes depende de la creación de empleos formales y de la estabilidad política. “Si la inflación logra mantenerse controlada, podríamos ver cierta mejora hacia 2026. Pero el verdadero reto está en generar condiciones de estabilidad y salarios acordes al costo de vida actual”, advierte.
Aun así, destaca el lado positivo: la capacidad de resiliencia de esta generación. “Los jóvenes están aprendiendo a adaptarse, a reinventarse y a valorar la educación como una herramienta para salir adelante. Esa actitud es su mayor fortaleza.”
